EL
ARTE RUPESTRE LEVANTINO: REPRESENTACIONES HUMANAS.
LUZ MARINA
DELGADO HERNÁNDEZ
Universidad de
Las Palmas de G. C.
“No somos aptos para comprender el arte de
otro tiempo si ignoramos completamente los fines a los que sirvió”.
RESUMEN
La
finalidad de este trabajo es aunar parte de los esfuerzos de algunos de los
especialistas de este campo en este documento. Expongo lo que considero que
deberíamos resaltar para poder basarnos en un futuro nuevo análisis y poder
obtener muchos más datos de este arte, a partir de los resultados de otros
profesionales. El arte Rupestre Levantino, sigue siendo un punto de reflexión
entre culturas, difícilmente ubicable en una cronología absoluta, pero gracias
a estos esfuerzos podemos resaltar la importancia y relevancia de este hito
temporal en la península Ibérica.
RÉSUMÉ
Le
but de ce document s'inscrit dans le cadre des efforts déployés pour combiner
quelques-uns des spécialistes de ce domaine dans le présent document. J'expose
ce que je pense que nous devrions mettre en évidence de s'appuyer sur une
nouvelle analyse future et d'obtenir davantage de données de cet art, à partir
des résultats d'autres professionnels. L’art rupestre levantine, reste un point
de réflexion entre les cultures, à peine pourraient être placés dans une
chronologie absolue, mais grâce à ces efforts, nous pouvons souligner
l'importance et la pertinence de cette étape temporelle dans la péninsule
ibérique.
PALABRAS CLAVE:
Arte
Rupestre Levantino, culturas, etapa temporal, península Ibérica.
MOTS-CLÉS:
L’art
Rupestre Levantine, les cultures, l’étape temporelle, péninsule ibérique.
INTRODUCCIÓN
Denominados
así por situarse geográficamente en el Levante Español, en las actuales
provincias de Lléida, Tarragona, Teruel, Cuenca, Castellón, Valencia, Alicante,
Albacete, Murcia y Almería. El arte
levantino no pretende otra cosa que plasmar el movimiento y vida, ritmo y
expresión espiritual.
Sobre
el arte rupestre levantino, hemos de mencionar especialmente al ilustre
profesor Antonio Beltrán, que nos muestra sus investigaciones y sus excelentes
trabajos de forma completamente accesible, comprensible y amena, en su
libro sobre esta materia editado en
Zaragoza en 1968.
CARACTERES
GENERALES DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO
La
ubicación de los grabados y las pinturas, es siempre en parajes complejos, de
difícil andadura, y complicado acceso. Normalmente situados cerca del mar, el
más alejado se encuentra en Cuenca, con 130km. De distancia del mar. Las
pinturas aparecen en abrigos, en covachos, no en cuevas profundas. Es por ello
que se presenta la cuestión del muy óptimo estado de conservación en el que se encuentra
las pinturas, teniendo en cuenta que los lugares en los que se encuentran están
al aire libre expuestas al sol y a las inclemencias del tiempo radical, como
nevadas, fuertes lluvias, etc. El arte levantino, está compuesto,
fundamentalmente, por pinturas, muy escasos grabados y carentes de relieves o
esculturas.
EL
DESCUBRIMIENTO DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO
En
1903, Juan Cabré Aguiló, halló en Calapatá, Teruel, un grupo de ciervos
pintados. Ya en el s.XIX muchos eruditos como Carconell, Lope de Vega, Góngora,
y muchos más, habían puesto en antecedente a la comunidad científica, de la
existencia de pinturas en las sierras levantinas. Estimulados por la
importancia que adquiría Altamira, y el descubrimiento de la famosa “danza
fálica” de Cogul, en 1908, llevaron el arte rupestre levantino a la
presentación en la sociedad científica situándolo en la misma etapa histórica
que Altamira.
La
característica más acusada de la pintura rupestre levantina es la concurrencia
de escenas de hombres y animales; donde el hombre es el protagonista, seguido
en un segundo plano por la mujer, que también es representada.
En
este caso el hombre es representado como cazador, como recolector o campesino,
como guerrero y rara vez como pastor o domesticador de animales. La mujer sin
embargo, es representada como danzarina o recolectora. En estas pinturas, nos
percatamos que están llenas de movilidad, de vida, no son figuras estáticas e
inertes.
Foto tomada de
www.rupestreguerrero.com
REALIZACIÓN
DE LAS PINTURAS Y TINTES
Los
análisis químicos permiten comprobar la
presencia de hierro, aluminio, manganeso, cobre, hematites, limonita, sanguina,
carbón vegetal pulverizado y disueltos en agua o líquido aglutinantes como la
sangre, la miel líquida, clara de huevo y jugos vegetales.
Los
hombres, de menor tamaño y superficie que los animales, están hechos de una
pincelada continua o bien de una tinta plana uniforme. La pincelada se nota
bien, lográndose un trazo directo y simple en las figuras pequeñas, por
impresión haciendo discurrir el pincel continuamente, o bien mediante la
técnica llamada por Poscar caligráfica.
En las tintas planas se aprecia que se ha dado primero una capa de color claro
y se ha repasado después.
Los
colores son, básicamente el rojo, el negro y el blanco, citados por orden de
frecuencia en la utilización. La intensidad del color depende de la distinta
calidad del mineral empleado, a los disolventes o a las modificaciones de
después del aplicado de la pintura.
ESTILO
ARTÍSTICO
Salta
a la vista la simplificación de las pinturas de hombres y mujeres, en los que
cuenta más el movimiento y la actitud que la identificación de los rasgos físicos,
resultando tipos idealizados en los que coincide la delgadez de la cintura, la falta
de abdomen, la tendencia triangular del tórax y la acentuada musculación de las
pantorrillas. Estilísticamente, este tipo enlazará con el filiforme, en el que
un trazo continuo se forma el cuerpo, los brazos y las piernas1.
Otro
rasgo a tener en cuenta en este arte es el sentido de la composición, prácticamente
no hay figuras aisladas. Las escenas,
compuestas por decenas de figuras y derivados por el hombre, está llena de
animación situándose hombres y animales según notables ensayos de perspectiva y
distribución. El tamaño de las figuras, a veces más abultadas, no es
mucho más pequeño que los del arte paleolítico. Los hombres empenachados de
Alpera, la mujer de Val del Charco o el gran arquero de la Cueva Remigia,
contrastan por el tamaño con otros hombres muy pequeños representados en
abrigos.
1.Para especificaciones de tipo
artístico, así como para profundizar en los utensilios y herramientas de las
figuras representadas, consultar a María Francia Galiana en su obra (Contribuciónal Arte Rupestre Levantino: Análisis etnográfico de las figuras antropomorfas),
págs. 57-82.
Hay
que tener en cuenta también la diferente proporción de cada una de las partes
del cuerpo humano, según los casos, con exageración del tronco o de los
miembros, que quizás deba tomarse tal
vez como un convencionalismo estético (¿un canon de ideal?).
Una
constante de la representación de carreras o persecuciones es la colocación
diagonal del grupo de figuras, normalmente descendente, desde el ángulo superior
derecho a inferior izquierdo, pero a veces ascendente en sentido contrario. No falta
la situación horizontal en las escenas más reposadas.
Aparte
de las ideas generales expuestas, que convienen a todo el arte Rupestre
Levantino, hay acusadas diferencias regionales, que se podría llamar “de
escuela” y que en punto a belleza artística muestran un descenso de Norte a
Sur.
TEMÁTICA
Las
escenas de arte levantino son esencialmente de caza, habiendo también escenas
de guerra, danza, de trabajos agrícolas o de la vida en casa. No existe el paisaje.
Las
representaciones humanas son siempre menos naturalistas y más estilizadas,
pocas veces se hablará de intentos de retrato o de individualización de rasgos
–nariz, boca, ojos, sexo, adornos en la cabeza, cintura, codos o piernas-. No
se representan individuos sino tipos, con esquemas representando la forma del
cuerpo y la posición. Concepción Blasco,” Los tipos humanos en la pintura
levantina”, Zaragoza, 1968. Tesis inédita.
Para
un detenimiento y una comprensión dentro de un trabajo más exhaustivo sobre las
representaciones del arte levantino, Carmen Rosa Olària Puyoles, se adentra en la figura de la mujer,
en sus “Reflexiones acerca de las representaciones de mujeres en el arte
postpaleolítico”.
CRONOLOGÍA
Hasta
estos momentos no se ha encontrado una datación exacta delas pinturas del arte
levantino, pero parece ser claro que la pintura del Paleolítico superior y la
levantina, son radicalmente distintas. Mediante el estudio de las superposiciones
y la evolución estilística, podemos obtener una cronología relativa, pero a lo que
se refiere a culturas se hace difícil datar la cronología absoluta.
La
vida de cazadores paleolíticos y mesolíticos, pueden estar vigente en las
serranías levantinas mientras en el litoral, al mismo tiempo, viven culturas
neolíticas e incluso se inicia la revolución metalúrgica.
Martínez
Santa Olalla, asegura ser dela Edad del bronce y Francisco Jordá, fundándose
éste en que la pretendida edad paleolítica no ha tenido ni tiene prueba de
validez científica insoslayable y que la edad mesolítica carece de base
científica, asegurando que el arte rupestre levantino, es propio de pueblos
cazadores que poseen estructuras sociales y elementos de vida agrícola que
reflejan una cultura avanzada de agricultores.
El
final del arte levantino podemos establecerlo con bastante fijeza, mediante pinturas
esquemáticas datadas por signos idénticos en las cerámicas y representación de
objetos datados desde el 2345 hasta el 1500, aproximadamente o algo después,
según Almagro.
Para
Beltrán, podría decirse que la cronología de las pinturas podría establecerse
entre después del 7000 hasta el 1200 o
1000. “Arte rupestre levantino” Seminario
de Prehistoria y Protohistoria Facultad de filosofía y letras, Zaragoza
1968.
María Cruz Berrocal, en su tesis dirigida por
Juan Manuel Vicent García, editada en 2004, cree que “el estudio local revela la existencia de
sistemas de arte rupestre, en los que ambos estilos son complementarios:
construyen un paisaje por medio de la señalización de lugares especiales en él.
Estos sistemas son de hecho económicos, funcionales: el arte rupestre levantino
se puede relacionar con la formación social conocida como neolítico, lo que
significa que la construcción del paisaje que represente debería ser ligado
principalmente a actividades económicas productivas, y no con actividades de
caza y recolección, como se ha mantenido hasta ahora. En definitiva, en el
origen del surgimiento del arte rupestre de este ámbito peninsular están
procesos históricos subyacentes que propician la consolidación de la
transformación de la sociedad primitiva en una sociedad dividida.”
CONCLUSIÓN
Teniendo
en cuenta la opinión y visión de Carmen Rosa Olària, la conclusión sería que, En
definitiva, que la cronología relativa obtenida se basa eminentemente en las
puntas foliáceas y, por tanto, la datación no puede remontarse más allá de los
principios del IV Milenio a. C. Sin embargo, cabe indicar que esta datación es
excesivamente generalizadora y poco concreta. Efectivamente, para establecer la
fecha tope más alta de este milenio, nos basamos en la cronología dada al
ejemplar de punta foliácea de sílex hallado en la capa 6.a del Sector H-3 de
Cova de l'Or (MARTÍ y otros, 1980, 297). Ante este caso único es muy peligroso
aplicar su datación a las puntas foliáceas de nuestro arte. Por ello habría que
darles una cronología más baja, a partir del Neolítico Final, momento en que
las puntas foliáceas de sílex aparecen con más frecuencia, la cual irá aumentando
durante el Eneolítico. Quizá, sería conveniente plantearse la posible relación
entre la frecuencia de representación de puntas foliáceas en el Arte Rupestre
Levantino y la frecuencia de aparición de semejantes puntas de sílex durante el
Neolítico Final y Eneolítico. Esta cronología vendría corroborada por las
puntas de flecha triangulares cuyos paralelos muebles, puntas con aletas y
pedúnculo, tienen una datación que, por el momento, no puede ser anterior al
Neolítico Final.
Asimismo, según María Francia Galiana, en su
“contribución al arte rupestre levantino: análisis etnográfico de las figuras
antropomorfas”, nos cuenta que, "la representación de arcos, flechas, palos de
cavar, varas de plumas e idolillos, en algunas escenas de danza, indica que
probablemente se trate de ritos bélicos, cinegéticos, agrícolas y de
fecundidad. Respecto a las panoplias aisladas, tal vez estemos ante un caso de
simbolismo con valor mágico relacionado con la guerra y la caza. A partir de lo
expuesto, -continúa- es deducible que los autores del Arte Levantino poseían
una sociedad jerarquizada, cuyos jefes dirigían las batidas de caza y el
combate organizado, y una religiosidad compleja con símbolos y ritos donde cabe
destacar la intervención de la mujer, cuyo papel sobresaliente se comprueba por
su excepcional y siempre destacada
representación."
BIBLIOGRAFÍA:
BELTRÁN
MARTINEZ, ANTONIO: “Arte Rupestre Levantino”, Zaragoza, 1968.
BLASCO,
CONCEPCIÓN: “Los tipos humanos en la pintura levantina”, Zaragoza, 1968. Tesis
inédita.
OLÀRIA
PUYOLES, CARMEN ROSA: “ Reflexiones acerca de las representaciones de mujeres
en el arte postpaleolítico”; Quadernos de
prehistòria i arqueologia de Castelló, ISSN 11370793, Nº 21, 2000, Págs.
35-52.
FRANCIA
GALIANA, MARÍA: “Contribución al arte rupestre levantino: Análisis etnográfico
de las figuras antropomorfas”, Universidad de Alicante, 1985.
WEBGRAFÍA:
http://www.arterupestre.es/web/valencia_biblio.php
: Consultada el 09 de Febrero de 2012 a las 23:05.