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viernes, 2 de marzo de 2012


 




Karl Heinrich Marx, conocido también en español como Carlos Marx (Tréveris, Reino de Prusia, 5 de mayo de 1818 – Londres, Reino Unido, 14 de marzo de 1883), fue un intelectual y militante comunista alemán de origen judío. En su vasta e influyente obra, incursionó en los campos de la filosofía, la historia, la sociología y la economía. Junto a Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo moderno y del marxismo. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels) y el libro El Capital.

Nacido en una familia de clase media acomodada en Tréveris, Reino de Prusia, fue a estudiar en la Universidad de Bonn y en la Universidad Humboldt de Berlín, donde se interesó en las ideas filosóficas de los jóvenes hegelianos. En 1836, se comprometió con Jenny von Westphalen, casándose con ella en 1843. Tras la finalización de sus estudios, se convirtió en periodista en la ciudad de Colonia, escribiendo para un diario radical, la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), donde comenzó a utilizar conceptos hegelianos de la dialéctica para influir en sus ideas sobre el socialismo. Se trasladó a París en 1843 y comenzó a escribir para otros periódicos radicales, como los Anales Franco-Alemanes (Deutsch-französische Jahrbücher) y Vorwärts, así como una serie de libros, de los cuales varios fueron coescritos con Engels. Fue exiliado a Bruselas en Bélgica en 1845, donde se convirtió en una figura importante de la Liga de los Comunistas, antes de regresar a Colonia, donde fundó su propio periódico, la Nueva Gaceta Renana (Neue Rheinische Zeitung). Se exilió una vez más, en 1849 se trasladó a Londres junto con su esposa Jenny y sus hijos. En Londres, la familia se redujo a la pobreza, pero Marx siguió escribiendo y formulando sus teorías sobre la naturaleza de la sociedad y cómo creía que podría mejorarse, así como una campaña por el socialismo y convirtiéndose en una figura destacada de la Primera Internacional.
La Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) o Primera Internacional, fue la primera gran organización que trató de unir a los trabajadores de los diferentes países.

Fundada en Londres en 1864, agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en Europa y el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción. Colaboraron en ella Karl Marx, Engels y Mijaíl Bakunin. Las grandes tensiones, fruto de las diferencias programáticas existentes entre Marx y los partidarios del socialismo científico, y Bakunin y los partidarios del anarquismo colectivista, llevaron a la escisión entre ambos sectores: marxistas y bakunistas. Considerando los primeros en favor de la formación de una internacional de partidos obreros fuertemente centralizados, con un programa de mínimos basado en la lucha por conquistas sociales y laborales concretas, y uno de máximos basado en la lucha por la revolución social a través de la conquista del poder del Estado. Y los segundos en favor de un modelo revolucionario basado en la organización asociativa-cooperativa (federalismo social) que rechaza el poder centralizado, por ende el monopolio de la violencia. En 1872 el Consejo General de la AIT se traslada desde Londres, donde está ubicado desde sus inicios, a Nueva York, disolviéndose oficialmente en 1876. En 1889 se establece la Segunda Internacional, de corte socialdemócrata, como la sucesora en sus fines políticos, y que durará hasta 1916, y en 1922 aparece la Asociación Internacional de los Trabajadores, organización anarcosindicalista, que pretende recoger el testigo del ala libertaria y que llega hasta la actualidad.

La Primera Internacional fue considerada como uno de los factores que condujeron a la creación de la Comuna de París de 1871. Aunque esta idea es disputada, Marx hizo un escrito en relación con la defensa de la Comuna. Publicado como La Guerra Civil en Francia (1871), reúne el primer (julio 1870) y segundo manifiestos (septiembre 1870) del Consejo General la AIT y el manifiesto de junio de 1871, escritos por Marx.

 Los Estatutos Generales fueron aprobados en setiembre de 1871 en la Conferencia de la Asociación Internacional de los Trabajadores celebrada en Londres. Para su redacción se tomaron como base los Estatutos provisionales escritos por Marx en 1864, al ser fundada la I Internacional. En septiembre de 1872, en el Congreso de La Haya, fue adoptada una resolución, escrita por Marx y Engels, acerca de la inclusión en los Estatutos, después del artículo 7, de un artículo suplementario, el 7-a, en el que se resumía el contenido de la IX resolución adoptada en la Conferencia de Londres (1871) consagrada a la acción política de la clase obrera.
Resumen de la AIT.
Los Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores dice que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos… Que no es una lucha por privilegios, sino por el establecimiento de derechos y deberes iguales. Que el sometimiento económico del trabajador es la base de la servidumbre. Que la emancipación económica de la clase obrera es, el gran fin al que todo movimiento político debe der subordinado como medio. Que todos los esfuerzos han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre obreros. Que la emancipación al trabajo es un problema social que comprende a todos los países y necesita de los países más avanzados para su solución. Que el movimiento que acaba de renacer, da una advertencia para no recaer en los viejos errores.
Por estas razones ha sido fundada la AIT y se declara que todas las sociedades y todos los individuos que se adhieran a ella reconocerán la verdad, la justicia y la moral como bases de sus relaciones recíprocas.
Escrito por K. Marx 1864.

Principales ideas que expone el texto:
Principales puntos tratados en la Primera Internacional
Necesidad de una acción unitaria del proletariado, y la organización de la clase obrera.
Lucha por la emancipación económica y por la abolición de la sociedad clasista.
Abolición de la explotación infantil y mejora de las condiciones laborales de la mujer.
Solidaridad internacional obrera.
Reconocimiento de la importancia del movimiento sindical.
Huelga como instrumento de lucha.
Abolición de la propiedad privada de los bienes de producción y de los ejércitos permanentes.

Este escrito nace como respuesta a la explotación que sufren los trabajadores como consecuencia de la revolución industrial, pretendiendo luchar internacionalmente contra esta explotación y lograr un orden social más justo e igualitario. Es un símbolo de solidaridad internacional entre los obreros por encima de las fronteras. En 1862 dirigentes sindicales ingleses (Trade Union) y obreros franceses (enviados por Napoleón III, en aras al cesarismo social) se reunieron con ocasión de una exposición internacional en Londres, donde se fraguó la idea de organización internacional y dos años después, en 1864 reunidos en Saint Martin´s Hall (Londres) se formó un comité cuya misión fue redactar un programa y unos estatutos para una Asociación Internacional de Trabajadores, posteriormente llamada Primera Internacional. Los estatutos por los que se constituye formalmente la definen como "un centro de cooperación y comunicación entre los obreros de diferentes países", regida por un consejo general "compuesto por obreros pertenecientes a los países representados", fueron aprobados en 1866. No consiguió una adscripción masiva, de hecho no fue casi conocida hasta los sucesos de la comuna de París, aunque en Francia sí consiguió una gran implantación gracias a "Tolain", que aunque discípulo proudhoniano, sí estaba a favor de una organización formal (formó parte del comité). En España no tuvo repercusión hasta la llegada de Fanelli, enviado por la sección anarquista de la Internacional, que consiguió una muy modesta implantación en Barcelona. La sección marxista fue introducida en España por Lafargue, consiguiendo implantarse en Madrid y posteriormente en la Cornisa Cantábrica aunque con una afiliación igualmente modesta. La posterior escisión se manifestará también en España, siendo mayoritaria la posición anarquista.
En el V Congreso de la AIT (1872) se produjo la escisión entre marxistas y bakunistas, primera gran separación entre los defensores de los trabajadores. Los puntos fundamentales del enfrentamiento entre Marx y Bakunin eran los siguientes:
Distinta concepción de la A.I.T.: Bakunin pretendía que la Internacional fuera una coordinadora de movimientos social-revolucionarios autónomos y sin órgano de dirección común. Para Marx, en cambio, la I Internacional debía tener una función centralizadora, unificadora y rectora del movimiento obrero.

Visión de la Historia: la concepción histórica marxista se basa en el materialismo histórico, que plantea la historia como una lucha de clases a lo largo de la historia entre propietarios de los medios de producción y no propietarios, entre explotadores y explotados. Esta lucha se ejemplifica a lo largo de la historia en la oposición entre: esclavos y latifundistas en la Antigüedad Clásica, siervos y señores feudales en la Edad Media y proletariado y burguesía en el Capitalismo (en tiempos de Marx). Bakunin centra su atención en el hombre concreto y en su libertad, al que considera capaz de vencer las fuerzas de la historia.

Conflicto entre anarquía y dictadura del proletariado: la doctrina marxista postulaba una situación transitoria: la dictadura del proletariado (es decir, un Estado obrero), para Marx el socialismo debía ser consecuencia de un capitalismo bien avanzado y de una clase obrera madura y organizada que bajo la dirección de un partido alcanzaría el triunfo revolucionario. La oposición de Bakunin a toda autoridad o autoritarismo, aunque sea provisional, le lleva a rechazar todo tipo de Estado, inclusive uno gobernado en nombre del proletariado. Creía en la revolución inmediata y espontanea; para llevarla a cabo confiaba en las masas trabajadoras en su conjunto, sin atribuir un papel rector al proletariado industrial. Al igual que Louis Auguste Blanqui defendía la insurrección armada, considerando que todo cambio social no debía ser la conquista del poder sino la destrucción del mismo y de todo estado. Sin embargo, la dictadura del proletariado lleva implícita, para Marx, la idea de reforzamiento provisional del poder del Estado, que irá desapareciendo gradualmente para dejar paso a la sociedad sin clases, la sociedad comunista.

Intervención política: la aceptación de los marxistas del juego político (participación electoral) supuso la participación (allí donde era posible) en las elecciones, premisa esta rechazada por Bakunin, que no acepta la participación en el juego político burgués, proponiendo la creación de sindicatos en lugar de partidos políticos. Esto explica en parte la mayor implantación del marxismo en países donde era posible participar en la política y conseguir mejoras en las condiciones de vida de los obreros, mientras que el anarquismo tiene mayor implantación allí donde la participación en la vida política de los trabajadores es imposible.

Movimientos políticos que surgieron de la Primera Internacional
El movimiento obrero revolucionario internacional surgido de la AIT puso desde el primer momento las discrepancias entre los partidarios de Mijaíl Bakunin y Karl Marx. Los partidarios del primero, se organizaron en lo que se dio a llamar el anarquismo como movimiento internacional organizado. Los partidarios del segundo dieron a un grupo de corrientes ideológicas apeladas como marxismo.
Conferencia de la AIT en 1864
En 1868, a raíz de la incorporación de Bakunin, la AIT sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias irreconciliables: por un lado, la anarquista (con Bakunin a la cabeza), por otro, la marxista, cuyo liderazgo intelectual ostentó Marx.
Episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París (1871), experiencia de carácter revolucionario que surgió tras la derrota de Sedán (1870) sufrida por las tropas francesas de Napoleón III frente a Prusia.
Como consecuencia, el Segundo Imperio Francés dejó de existir (el emperador abdicó), abriéndose paso la III República. Durante los primeros meses de ésta, la agitación política y social hizo estallar en París una revolución que condujo a la instauración de una Comuna obrera.

Anarquismo
El ala anarquista de la AIT formó la Internacional de Saint-Imier, organización que duró hasta el año 1877. Surgieron dos grandes tenencias principales: el anarco-colectivismo y el anarco-comunismo que sintetizadas con el sindicalismo revolucionario dieron lugar al anarcosindicalismo. También hubo y sigue habiendo otras corrientes y subcorrientes anarquistas menos importantes a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI.
M. Bakunin
El fiasco de la Comuna de París agravó los enfrentamientos en el seno de la Internacional. En el Congreso de La Haya (1872), los anarquistas fueron expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta su disolución en 1876.
Las razones que llevaron a ese enfrentamiento pueden resumirse en las siguientes:

Marx deseaba una organización estructurada en torno a una autoridad como forma de reforzar la eficacia de las decisiones adoptadas. Bakunin se oponía a cualquier control o jerarquía. Los anarquistas se definían a sí mismos como "socialistas antiautoritarios".
Marx depositaba las esperanzas de revolución en una acción organizada y preparada de la clase trabajadora, especialmente de los obreros industriales. Bakunin apelaba al individualismo y la espontaneidad, al tiempo que otorgaba al campesinado un importante protagonismo revolucionario. De hecho, el anarquismo fue más fuerte en países de economía agraria, como Rusia o España, que en los industrializados.

Marxismo
El marxismo dio dos grandes familias que se fueron definiendo a partir de la Segunda, Tercera y Cuarta Internacional: El socialismo marxista y la socialdemocracia. Cabe hacer notar respecto a la socialdemocracia, que si bien ahora designa por lo común una ideología política alejada del marxismo, en un primer momento (fines del siglo XIX y primeras décadas del XX) fue el partido en el que los marxistas desempeñaron su actuación política.
El socialismo marxista tiene como principal sucesor el comunismo propiamente dicho, con ideas aportadas por Lenin (marxismo-leninismo). Dentro de las ideologías comunistas ha habido una evolución y adaptación del marxismo a las diferentes épocas y realidades nacionales. Así se puede hablar también de trotskismo, estalinismo (antirrevisionismo), maoísmo y eurocomunismo.
La dictadura del proletariado como vía transitoria a la sociedad comunista, una de las piezas fundamentales de la teoría marxista, era rechazada por Bakunin, al considerar que todo tipo de Estado, inclusive uno de trabajadores, constituía un peligro para las libertades individuales.  
La intervención de la clase trabajadora en el juego político por medio de la creación de partidos obreros, e incluso su colaboración con partidos de carácter burgués si éstos apoyasen los intereses del proletariado, fue rebatida por Bakunin, quien sostenía que los obreros sólo debían organizarse en torno a sindicatos y no intervenir jamás en política (parlamento, elecciones, etc), ya que ello acabaría por desvirtuar su fuerza revolucionaria.