Salida de campo a Cieza
(Murcia) y el Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete).
Salimos desde Alicante rumbo a Cieza,
primero, porque el museo de Cieza abría muy tarde en su segunda
jornada, así que se prefirió visitarlo por la mañana y luego ya
tener todo el tiempo que quisiéramos para visitar el Tolmo, que ,
como estaba al aire libre, no tenía toque de queda.
En la vieja Siyâsa, o posterior
Cieza, ya nos daba la bienvenida el antiguo poblado musulmán, aunque
está mal dicho, ya que los musulmanes fundaban poblamientos urbanos,
no como conocemos nosotros un poblacho medieval. Los textos árabes
ya la nombran en el siglo XI, como un poblado de segunda categoría,
pasó de ser una alquería, a un hisn.
En fin, que se descubre en aquella gran
piedra allá arriba, (a saber quien tuvo las agallas de subir allí
andando sin morir de asma). Julio Navarro lo excavó allá por los
80, donde pudo obtener innumerables piezas y restos de 19 casas (que
actualmente están reconstruidas en el museo de Cieza).
Foto propia |
Entre todas esas piezas, (pilas para el
agua, pequeñas piezas desconocidas, monedas y demás) se pudo
obtener piezas muy frágiles de vidrio, como las que muestro a
continuación.
Foto propia |
Foto propia |
En 1243 Siyâsa, como otras
tantas ciudades, decide pactar su vasallaje con Alfonso X. Después
de algunas contiendas, en 1272 se abandona Siyâsa y los
nuevos repobladores cristianos, se asientan a las faldas de su
montaña fundando la actual Cieza.
LA
CASA MUSULMANA DE AL-ANDALUS
La
casa musulmana típica era una casa con patio que es la que mejor se
adaptaba tanto a las características medias de la franja climática
por la que se extendió el Islam, como a sus normas religiosas y
sociales que exigían la permanencia de la mujer en la intimidad de
la vivienda, donde residía el tipo de familia extensa,
compuesta por varias generaciones, propio de las sociedades
orientales. Las viviendas tenían dos alturas o dos plantas.
El
patio, denominado en árabe wast al-dar (el
centro de la casa) era el eje de la vida familiar, servía
para
comunicar, iluminar y ventilar todas las habitaciones de la vivienda
y hacía posible limitar al mínimo los vanos al exterior, - algunas
viviendas no tenían una sola ventana al exterior- . Ocupaba la parte
central de la parcela en la casa urbana, creando un microclima que
refrescaba el ambiente gracias a la evaporación que se producía en
las albercas o las zonas ajardinadas situadas en su centro, mientras
que durante el invierno protegía del viento. En verano, estos patios
estaban despejados pero en invierno se solían cubrir con telas o
toldos para preservar el calor. Era un lugar de estancia, donde se
realizaban muchas de las tareas diarias y se accedía a las otras
dependencias habituales: cocina, letrina y salón. Éstos últimos
tenían un uso polivalente, pues se utilizaban como lugar de reunión,
comedor, dormitorio, e incluso trabajo, lo que implicaba un
mobiliario reducido y fácil de mover. Los salones solían tener una
bancada alrededor de la estancia para que pudiesen estar cómodos
los comensales, invitados, familia reunida, etc, y el resto, por el
suelo, cojines, tapices, tapices en las paredes, etc. También tienen
adosada una estancia dormitorio, abierta desde el
salón.
En las estancias como el salón, se apreciaban unas camas en alto,
que eran lugar de reunión, y de comodidad para la distensión de los
encuentros.
Las
cocinas estaban compuestas por un agujero rectangular en el suelo que
hacía las veces de fogón de cocina. Hay evidencias arqueológicas
que confirman la posición en cuclillas de la población musulmana y
pruebas físicas en huesos de mujeres con desgaste por esa posición
a la hora de cocinar (acción realizada por mujeres
mayoritariamente). También tenían un rincón a modo de despensa,
con huecos en la pared de mampostería, donde guardaban los
alimentos, el tamaño de la despensa variaba en razón a la dimensión
de la estancia.
Foto propia |
En
la casa rural la posición del patio solía ser lateral, pues solo
había crujías en dos o tres lados, y se empleaba también como
corral.
Para
garantizar la privacidad era imprescindible además que, desde la
puerta de acceso a la calle, cuando estuviese abierta, no se viese el
interior del patio. Esto se consiguió sustituyendo el zaguán, con
dos vanos alineados, por otro en recodo, donde la visión directa
fuese imposible. Las servidumbres de vistas también afectaban a la
posición de la puerta de la casa, que no debía estar enfrente de la
del vecino, y a las plantas altas. Desde el patio se podía controlar
las plantas altas, ya que todas las estancias superiores daban a él.
Las habitaciones estaban siempre en la zona superior, dejando la
parte baja de la casa para el trasiego de la vida diaria. El centro
de ese patio se reservaba para un espacio floral o ajardinado, quizás
con algún árbol de frutos (naranjos, limoneros, palmeras con
dátiles, etc.).
Las
viviendas estaban decoradas artísticamente por dentro, por fuera
eran simples y toscas, quizás salvando la entrada principal de
ellas, pero normalmente eran simples, todas las estancias, poseían
en su quicio, un arco, muchas veces tallado sobre yeso o piedra, con
relieves. En el salón, bellamente decorado, con una cenefa también
en relieve con escritura cúfica. Tanto los arcos decorados como las
yeserías que hacían de ventanas, eran trabajadas en yeso.
Para
acceder a las viviendas, era a través de una calle particular muchas
veces, que solo te llevaba a una o dos viviendas por calle. Se
trataba de pasillos estrechos que llegaban a la puerta, a veces
tenían que bordear el edificio para acceder a la entrada principal.
Sus pavimentos son de mortero de cal coloreado a la almagra lo mismo
que los zócalos, aunque en muchas ocasiones son de tierra
compactada, en donde aparecen a unos 60 cm de altura sencillos
motivos geométricos en blanco o crema.
En
Cieza, por ejemplo, teniendo en cuenta su orografía, las viviendas
estaban escalonadas, y muchas de ellas quedaban en un nivel inferior
a otras, por las que habría que pasar para poder alcanzar su entrada
principal. Jamás se entraba a la viviendas por el tejado en ese
momento, para justamente no tener que violar la intimidad de los
habitantes. En el Tolmo de Minateda, sin embargo, las estancias no
mantenían ese desnivel del suelo y su estructura era plana, igual
que los edificios colindantes que en la medina se hallaban. En ésta
última medina, se puede observar aun el pasillo o calle particular
que conducía a las estancias y edificios, alrededor de la basílica
principal.
Ya después del café matinal, pusimos
rumbo a Albacete... a conocer por fin el Tolmo de Minateda. Un
ambicioso proyecto que codirigía Sonia Gutiérrez, catedrática de
Arqueología de la Universidad de Alicante, junto con Antonio Abad.
Según llegamos, don Antonio nos
recibió, aunque con muy pocas ganas de querernos deleitar con sus
comentarios. Nos “abandona “con Sonia Gutiérrez y con la
profesora de Arqueología de la misma Universidad , Carolina
Domenech, así que el grupo se reparte en dos para poder movernos
mejor por la zona.
Según llegamos, podemos apreciar,
(igual que nos pasó en la visita al Molón) las marcas de los carros
de abastecimientos que subían y bajaban a la montaña, incrustados
en la roca.
Foto propia |
El Tolmo de Minateda es un cerro que
domina el paso de la zona costera del sureste hacia el interior de la
meseta. El trazado de esta ruta se articula, al menos desde época
romana, a través de la vía Complutum-Carthago Nova, que en época
medieval sería Carthago Spartaria-Toletum.
Foto propia |
Un enclave amurallado, que pudimos
apreciar con soltura y nitidez, las tres murallas que reflejaron tres
asentamientos de pueblos distintos, como fueron los romanos,
visigodos y musulmanes, aunque se han hallado restos correspondientes
al Neolítico. Sus primeras murallas son construidas en la Edad del
Bronce. Los muros romanos fueron construidos bajo el reinado de
Augusto, (año 9 y 8 de nuestra era), años en los que fueron
cónsules su hijastro Nerón Claudio Druso y Tito Quinctio Crispino.
Aunque, existen varios monumentos funerarios del s. II-I antes de
nuestra era.
Foto propia |
Ya en el s. VII, la muralla se restaura
y se incrementa con dos torres defensivas, obviamente, ya estamos en
época visigoda. Ya en esta época, se puede datar la construcción
de una basílica en la zona más llana del cerro, que data del s. VI.
Con edificios adosados y alrededor de la misma.
Foto propia |
También se documentó el baptisterio,
que su ritual de bautismo, se ha interpretado como bautismo por
inmersión.
Foto propia |
Alrededor del complejo han aparecido
varias sepulturas de hombres, mujeres y niños en fosas excavadas en
la roca cubiertas por losas de piedra. Son cementerios sanctos,
es decir, cementerios cerca de las santas reliquias que guardaba la
iglesia en su altar. Estos lugares de enterramiento eran
privilegiados por definición y estaban reservados a las élites
laicas y religiosas.
Foto propia |
Tras la invasión musulmana, el
complejo se convirtió en arrabal islámico, abandonándose
definitivamente a finales del siglo IX.
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