(Foto de pirámides de Keops y Kefrén)* |
El texto de esta lectura, se clasifica como texto sapiensal, por sus contenidos; instrucciones y/o consejos hacia otra persona.
Su autor anónimo,- aunque don Jesús U. Quesada se pronuncia a favor de que sea Kheti (que vivió en la corte de la dinastía XII) quién pudiera tener la autoría de este documento- nacería a finales de la Dinastía XI hasta después del reinado de Amenemhat I.
Este texto está situado, por tanto, en el reinado de la Dinastía XII, sobre el 2000 a. e. Durante el reinado de Amenenhat I, éste reorganiza el sistema político administrativo y se instaura con él, una nueva Dinastía. Amenenhat es un usurpador del trono que ascendió al poder faraónico después de un grave período intermedio. Por tanto, Amenenhat, a diferencia de sus antecesores, no se considera un Dios, ya que sabe que es hijo de un hombre.
Él inicia un nuevo carácter para los reyes venideros, aportando un valioso sistema administrativo para el Imperio, regenerando las antiguas relaciones con los nomos, y que claramente, se ve reflejado en el texto, cómo éstos son quienes vilmente llevan a cabo un complot para acabar con su benefactor, no contando con que éste, hubiera vinculado anteriormente a su hijo al trono de Egipto (Sesostris I). En la corte nadie lo sabía.
Con continuas luchas entre Egipto y Nubia, - Amenenhat era un faraón íntegramente militar y como tal, su hijo Sesostris, este último se entera del asesinato de su padre estando en el campo de batalla contra los Núbios por el control del nacimiento del Nilo.
Amenenhat fue uno de los faraones más benefactores que reinó en Egipto, por y para el pueblo, pero se rodeó en su corte y fuera de ella, de mucha ingratitud, tal y como cita en el texto su autor. Fue víctima de un atentado donde perecería a manos de sus asesinos, que irrumpen durante la noche en sus alcobas. Él mismo relata, en este texto, cómo oye el ruido de las espadas de los asesinos contra su guardia real, que, como cada noche, vigilan sus aposentos. El faraón, ve acercarse su muerte, y es cuando decide escribir estas cartas a su hijo que está en el campo de batalla.
Sesostris, tras enterarse de la muerte de su padre, sale de Nubia hacia Egipto y cuida bastante de que nadie se enterase de la verdadera causa de la muerte de su padre, sobre todo el pueblo. Sinué, médico de la corte, era el único que estaba enterado y por eso se exilió de Egipto
En este texto, se observa claramente sus preceptos políticos y morales, con estas advertencias y proverbios, consejos para llevar un estado y poder gobernar con absolutismo un país como Egipto de faraón a faraón. Aunque, por razones de estado, el texto fue relatado a posteriori, precisamente por razones políticas.
La ingratitud humana es el tema principal de este texto. Está escrito para una determinada área social elevada, como los políticos o sacerdotes de la época, y todo aquel con cierta cultura o contacto con ella. El mensaje histórico-político que entraña, deja ver cómo se encontraba el estado antes de su fatal final y cómo lo había dejado tras su muerte. Su hijo, por tanto, hará caso de estos consejos de su padre y disolverá sus relaciones con las Nomarquías.
Finalmente, el texto deja entrever que un hombre con la certeza de que va a morir es capaz de resumir su vida en muy poco tiempo y que dentro de esa desazón que produce la tristeza de quién va a morir, hace balance de quién ha ayudado y ha alimentado es, precisamente, quien planea destruirle. Amenenhat sabe que no hay marcha atrás pero se lamenta de que se haya despertado la envidia y la traición de aquellos a quien había apoyado con su política.
“No muerdas la mano que te da de comer”.
* Foto tomada desde Photaki.
Serrano, J. M. “Instrucciones de Sehetepibré”, Textos para la Historia Antigua de Egipto, Madrid, 1993.
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