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jueves, 23 de diciembre de 2010

Los símbolos religiosos

Desde los comienzos de la Historia, los símbolos religiosos han acompañado al hombre en su trayectoria de vida. Alguno de esos símbolos, representan algo más que una imagen. Algún que otro personaje histórico, ha tomado "prestado" alguno de esos símbolos, como representación de su propia fe, o de sus propios ideales como "logo" de su carrera.




 LA CRUZ
Tras su utilización como instrumento de suplicio y ejecución de Jesucristo, la cruz se convirtió en el símbolo universal de los seguidores del Hijo de Dios. Se identifica con el sacrificio, la salvación y la fe cristiana. Los católicos oran ante la cruz latina - dos palos cruzados-, mientras que los ortodoxos veneran la cruz de ocho brazos.      


                                                 ESTRELLA DE DAVID
Simboliza la  alianza de Dios con el pueblo judío y debe su nombre al rey de los hebreos que venció a Goliat, conquistó Jerusalén y escribió los Salmos. Este motivo estelar está formado por dos pirámides que apuntan en direcciones opuestas, y representa la unión -o el equilibrio- entre el cielo y la tierra.




       MEDIA LUNA CON ESTRELLA
La media luna se ha convertido en el emblema del islam, aunque no fue adoptada como símbolo hasta que los turcos la incorporaron a su enseña tras la toma de Constantinopla, en 1453. Sin embargo, muchos musulmanes son contrarios al uso de cualquier símbolo que pueda representar su fe.
                                                                              OM
Es la forma escrita, en sánscrito, del principal mantra hindú, también usado por los budistas. Los mantras son palabras, poemas o textos que se entonan durante la meditación para potenciar la concentración e invocar a las divinidades. Se trata de un símbolo visual y sonoro. Numerosos textos védicos comienzan por la palabra om.



   ESVÁSTICA
Este símbolo, que también aparece en el budismo, representa a los cuatro vientos, a ls cuatro puntos cardinales, a las cuatro estaciones y a todos los procesos de la naturaleza relacionados con el número cuatro. El jainismo, que surgió en la India, pretende alcanzar la salvación a través de una disciplina ascética estricta, y uno de sus preceptos es no herir a ningún ser vivo. (Curioso, ¿no?)



       RUEDA DE DHARMA
Esta rueda de ocho radios representa el ciclo de reencarnaciones: la secuencia de renacimientos que debe cumplir un ser en los diversos grados de existencia, hasta que alcanza la liberación y entra en el nirvana. El círculo del que parten los ocho radios se conoce como Rueda de Dharma; es el compendio de las enseñanzas de Buda.


 YIN-YANG
El yin y el yang son los dos principios que rigen el universo y el género humano. Y su unión representa la armonía y el equilibrio perfectos. Esta relación polar se expresa a través de un círculo dividido en dos partes iguales. La mitad blanca con un punto negro corresponde al yang, y la negra con un punto blanco, al yin.

  KHANDA
Este emblema de los sijes está formado por tres armas. El Khanda, espada recta situada entre dos sables curvos- los kirpans- y un chakkar, instrumento con forma de disco. El arma de la izquierda simboliza el poder espiritual y la de la derecha, el político. El sijismo contiene elementos hindúes e islámicos, y procede de la región indo-paquistaní del Punyab.
           ESTRELLA DE NUEVE PUNTAS
Esta región persa, fundada en 1863 reivindica la unidad espiritual. No posee dogmas ni clero, pero tiene sus propias leyes y escrituras sagradas. Las puntas de la estrella representan las nueve religiones monoteístas: sabeísmo, hinduismo, judaísmo, zoroastrismo, budismo, cristianismo, islamismo, babismo y bahaísmo.


Fotos tomadas desde "google images".
Datos obtenidos desde muy interesante, invierno 2010, pp. 92-93.

viernes, 3 de diciembre de 2010

(Instrucciones de Sehetepibré, fragmento)


(Foto de pirámides de Keops y Kefrén)*




El texto de esta lectura, se clasifica como texto sapiensal, por sus contenidos; instrucciones y/o consejos hacia otra persona.
Su autor anónimo,- aunque don Jesús U. Quesada se pronuncia a favor de que sea Kheti (que vivió en la corte de la dinastía XII) quién pudiera tener la autoría de este documento- nacería a finales de la Dinastía XI hasta después del reinado de Amenemhat I.
Este texto está situado, por tanto, en el reinado de la Dinastía XII, sobre el 2000 a. e. Durante el reinado de Amenenhat I, éste reorganiza el sistema político administrativo y se instaura con él, una nueva Dinastía. Amenenhat es un usurpador del trono que ascendió al poder faraónico después de un grave período intermedio. Por tanto, Amenenhat, a diferencia de sus antecesores, no se considera un Dios, ya que sabe que es hijo de un hombre.
Él inicia un nuevo carácter para los reyes venideros, aportando un valioso sistema administrativo para el Imperio, regenerando las antiguas relaciones con los nomos, y que claramente, se ve reflejado en el texto, cómo éstos son quienes vilmente llevan a cabo un complot para acabar con su benefactor, no contando con que éste, hubiera vinculado anteriormente a su hijo al trono de Egipto (Sesostris I). En la corte nadie lo sabía.
Con continuas luchas entre Egipto y Nubia, - Amenenhat  era un faraón íntegramente militar y como tal, su hijo Sesostris, este último se entera del asesinato de su padre estando en el campo de batalla contra los Núbios por el control del nacimiento del Nilo.
Amenenhat fue uno de los faraones más benefactores que reinó en Egipto, por y para el pueblo, pero se rodeó en su corte y fuera de ella, de mucha ingratitud, tal y como cita en el texto su autor. Fue víctima de un atentado donde perecería a manos de sus asesinos, que irrumpen durante la noche en sus alcobas. Él mismo relata, en este texto, cómo oye el ruido de las espadas de los asesinos contra su guardia real, que, como cada noche, vigilan sus aposentos. El faraón, ve acercarse su muerte, y es cuando decide escribir estas cartas a su hijo que está en el campo de batalla.
Sesostris, tras enterarse de la muerte de su padre, sale de Nubia hacia Egipto y cuida bastante de que nadie se enterase de la verdadera causa de la muerte de su padre, sobre todo el pueblo.  Sinué, médico de la corte, era el único que estaba enterado y por eso se exilió de Egipto
En este texto, se observa claramente sus preceptos políticos y morales, con estas advertencias y proverbios, consejos para llevar un estado y poder gobernar con absolutismo un país como Egipto de faraón a faraón. Aunque, por razones de estado, el texto fue relatado a posteriori, precisamente por razones políticas.
La ingratitud humana es el tema principal de este texto. Está escrito para una determinada área social elevada, como los políticos o sacerdotes de la época, y todo aquel con cierta cultura o contacto con ella. El mensaje histórico-político que entraña, deja ver cómo se encontraba el estado antes de su fatal final y cómo lo había dejado tras su muerte. Su hijo, por tanto, hará caso de estos consejos de su padre y disolverá sus relaciones con las Nomarquías.
Finalmente, el texto deja entrever que un hombre con la certeza de que va a morir es capaz de resumir su vida en muy poco tiempo y que dentro de esa desazón que produce la tristeza de quién va a morir, hace balance de quién ha ayudado  y ha alimentado es, precisamente, quien planea destruirle. Amenenhat sabe que no hay marcha atrás pero se lamenta de que se haya despertado la envidia y la traición de aquellos a quien había apoyado con su política.


“No muerdas la mano que te da de comer”.


* Foto tomada desde Photaki.
Serrano, J. M. “Instrucciones de Sehetepibré”, Textos para la Historia Antigua de Egipto, Madrid, 1993.