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sábado, 15 de diciembre de 2012

FRANCIS DRAKE Y LA ARMADA INVENCIBLE

<<Desde luego, los ladrones marinos sólo podían prosperar mientras existiesen mercados para sus mal habidas mercancías. A comienzos del siglo XVII, muchos piratas ingleses regresaban a Europa para vender su botín a prósperos mercaderes irlandeses; las crónicas consignen que en 1605, Sir William Momson, enviado por el gobierno a buscar guaridas piratas en los archipiélagos de las Shetland y las Híbridos, encontró a los presuntos fugitivos cómodamente instalados en el suntuoso castillo del noble comerciante irlandés, Lord Cormack, su amigo y cliente. Otras comunidades de piratas se instalaron en las márgenes del Mar Rojo y en Madagascar, donde cobraran un derecho de paso a todos los barcos que, cargados de mercancías, venían de las Indias Orientales a Europa>>.*













(Fotos tomada de google images)
Los nombres de los piratas más destacables de la época de Isabel I de Inglaterra, son los hermanos William y George Wynter, los hermanos William y John Hawkins y por supuesto los hermanos Drake, John y Francis Drake. Éste último fue el más despiadado, el más temido y el más odiado por todos los que tuvieron el placer o la desgracia de haberlo conocido. Desertor, interesado, cruel, pero servicial, patriótico y leal por algunos más cercanos, hacen de Drake el punto de mira de la flota más afectada por sus fechorías en aguas tan dispares como las africanas, españolas o americanas.
Drake, mantuvo una contienda sostenida en el tiempo con los barcos españoles, tal era su odio hacia España, que osó atacar costas españolas como las de Cádiz, o las costas gallegas.
En un arranque de absoluto desquicio por parte de la monarquía dominante en España, representada por Felipe II, comienza lo que quizás, en realidad esperaba con ansias Inglaterra que ocurriera, el desafío de una guerra entre ambos países  que tendría como escenario el mar.
España estaba muy convencida de que su flota, tras algunas batallas ganadas como las de Lepanto, era invencible, emprende una llamada a la guerra e invadir Inglaterra, como respuesta a las ofensas hacia su flota, que durante tantos años había sido blanco fácil de las fechorías de los corsarios ingleses.
Francis Drake, para los países afectados por sus incursiones y ataques bélicos, era el representante de la Inglaterra Isabelina, por tanto lo consideraban el jefe militar de la flota marina del mismo país. Cuando España se levanta, cansada de las fechorías de este pirata con patente de corso, al no poderlo alcanzar en el mar por su rapidez en cuanto a navíos, Felipe II se quiere dirigir a costas inglesas, en el año 1588. 
(Foto tomada de google images)

En su formación para el ataque, muere su comandante al mando de la marina española, el conde De La Cruz en pleno preparativo, con la flota casi controlada, lo cual le hace nombrar a otro comandante para terminar dicha empresa. En este caso nombra al duque de Medina Sidonia , el cual no se siente capacitado para tal fin por falta de experiencia en las batallas marítimas -hay que decir que los soldados españoles eran mucho más hábiles en la lucha cuerpo a cuerpo que sobre barcos, y por tanto, en ello confiaba-. A todas ñéstas, el duque de Parma, que apoyaba el contingente español con flotas de buques también, recoge en un correo a Felipe II, que él no ve viable la batalla y muchos menos, la victoria sobre la muy preparada armada inglesa.
Aun así, Felipe II, no se amedrenta ante ambas condiciones en contra << la inexperiencia de Sidonia y el mal augurio de Parma>>, y persiste en su empeño de para los pues de la corona inglesa. Para colmo de males, unos vientos de fuerza 9, impide el avance de los barcos españoles hacia el norte, incluso la armada inglesa  que pretendía atacar a la marina española en sus propias costas antes de que zarparan éstas, también fue dañada por el recio temporal y obligó a retroceder a los ingleses, comandados por Drake.
Hay que añadir que durante ese mal tiempo y el retroceso de La Invencible a las costas españolas, el buque "El Rosario" comandado por Valdés, queda  rezagado en el retroceso y dañado por el choque con otro buque en alta mar. Medina Sidonia, sin motivos comprensibles, lo deja atrás con su tripulación a su suerte, ante el estupor de su comandante.
A causa de esto, el duque de Medina Sidonia, mantiene abierta unas recueltas de sus comandantes de navíos de guerra y que un buque correo, trae un aviso real de que serían castigados todos aquellos comandantes que se sublevaran o que no obedecieran  las órdenes de su superior al mando de la flota militar española. << Respuesta a un ataque que emprendió Medina Sidonia contra los ingleses y que solo obtuvo apenas unas réplicas por parte de los demás navíos españoles>>.
Drake aprovecha la desolación y el estupor del navío "El Rosario", para capturarlo sin apenas poner resistencia Valdés, pese a que en su barco estaba el mayor número de armamento y munición a la par que algún dinero preparado para tomar tierra inglesa en el caso. Los tripulantes y su comandante fueron capturados por Drake y llevados a Londres para decidir su destino.
La Armada Invencible, fatalmente atacada por la armada inglesa, ayudada indiscutiblemente, por un temporal que les supone en contra de sus propósitos, regresar malherida a tierras españolas, aceptando así la primera gran derrota de la Historia. Los conflictos internos de la Invencible, y el enriquecimiento de la armada inglesa , que estaba preparada para un ataque de esta envergadura, hacen de este episodio, un hito para los ingleses y una vergüenza para los españoles en aguas norteñas. Destacamos el enriquecimiento de los contingentes ingleses gracias a esas pillerías de sus corsarios que traían botines a Inglaterra, y que, pese a que Isabel I no pretendía entrar en guerra con España, -castigando a veces a Drake a breves espacios en la cárcel- sabía que el enfrentamiento era evidente , tarde o temprano.
Drake muere en Panamá en enero de 1596 a una edad aproximada de 56 años en alta mar.



BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:

http://www.librosmaravillosos.com/historiadelanavegacion/capitulo10.html consultada el 27 de octubre de 2012.

H. KELSEY, Sir Francis Drake, el pirata de la reina, Ariel, Barcelona, 2002.





jueves, 6 de diciembre de 2012

Salida de campo a Cieza (Murcia) y el Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete).

Salimos desde Alicante rumbo a Cieza, primero, porque el museo de Cieza abría muy tarde en su segunda jornada, así que se prefirió visitarlo por la mañana y luego ya tener todo el tiempo que quisiéramos para visitar el Tolmo, que , como estaba al aire libre, no tenía toque de queda.

En la vieja Siyâsa, o posterior Cieza, ya nos daba la bienvenida el antiguo poblado musulmán, aunque está mal dicho, ya que los musulmanes fundaban poblamientos urbanos, no como conocemos nosotros un poblacho medieval. Los textos árabes ya la nombran en el siglo XI, como un poblado de segunda categoría, pasó de ser una alquería, a un hisn.

En fin, que se descubre en aquella gran piedra allá arriba, (a saber quien tuvo las agallas de subir allí andando sin morir de asma). Julio Navarro lo excavó allá por los 80, donde pudo obtener innumerables piezas y restos de 19 casas (que actualmente están reconstruidas en el museo de Cieza).

Foto propia




 

Entre todas esas piezas, (pilas para el agua, pequeñas piezas desconocidas, monedas y demás) se pudo obtener piezas muy frágiles de vidrio, como las que muestro a continuación.
Foto propia
Foto propia




 

En 1243 Siyâsa, como otras tantas ciudades, decide pactar su vasallaje con Alfonso X. Después de algunas contiendas, en 1272 se abandona Siyâsa y los nuevos repobladores cristianos, se asientan a las faldas de su montaña fundando la actual Cieza.
 
LA CASA MUSULMANA DE AL-ANDALUS

La casa musulmana típica era una casa con patio que es la que mejor se adaptaba tanto a las características medias de la franja climática por la que se extendió el Islam, como a sus normas religiosas y sociales que exigían la permanencia de la mujer en la intimidad de la vivienda, donde residía el tipo de familia extensa, compuesta por varias generaciones, propio de las sociedades orientales. Las viviendas tenían dos alturas o dos plantas.
El patio, denominado en árabe wast al-dar (el centro de la casa) era el eje de la vida familiar, servía
para comunicar, iluminar y ventilar todas las habitaciones de la vivienda y hacía posible limitar al mínimo los vanos al exterior, - algunas viviendas no tenían una sola ventana al exterior- . Ocupaba la parte central de la parcela en la casa urbana, creando un microclima que refrescaba el ambiente gracias a la evaporación que se producía en las albercas o las zonas ajardinadas situadas en su centro, mientras que durante el invierno protegía del viento. En verano, estos patios estaban despejados pero en invierno se solían cubrir con telas o toldos para preservar el calor. Era un lugar de estancia, donde se realizaban muchas de las tareas diarias y se accedía a las otras dependencias habituales: cocina, letrina y salón. Éstos últimos tenían un uso polivalente, pues se utilizaban como lugar de reunión, comedor, dormitorio, e incluso trabajo, lo que implicaba un mobiliario reducido y fácil de mover. Los salones solían tener una bancada alrededor de la estancia para que pudiesen estar cómodos los comensales, invitados, familia reunida, etc, y el resto, por el suelo, cojines, tapices, tapices en las paredes, etc. También tienen adosada una estancia dormitorio, abierta desde el
salón. En las estancias como el salón, se apreciaban unas camas en alto, que eran lugar de reunión, y de comodidad para la distensión de los encuentros.
Las cocinas estaban compuestas por un agujero rectangular en el suelo que hacía las veces de fogón de cocina. Hay evidencias arqueológicas que confirman la posición en cuclillas de la población musulmana y pruebas físicas en huesos de mujeres con desgaste por esa posición a la hora de cocinar (acción realizada por mujeres mayoritariamente). También tenían un rincón a modo de despensa, con huecos en la pared de mampostería, donde guardaban los alimentos, el tamaño de la despensa variaba en razón a la dimensión de la estancia.
Foto propia

En la casa rural la posición del patio solía ser lateral, pues solo había crujías en dos o tres lados, y se empleaba también como corral.
Para garantizar la privacidad era imprescindible además que, desde la puerta de acceso a la calle, cuando estuviese abierta, no se viese el interior del patio. Esto se consiguió sustituyendo el zaguán, con dos vanos alineados, por otro en recodo, donde la visión directa fuese imposible. Las servidumbres de vistas también afectaban a la posición de la puerta de la casa, que no debía estar enfrente de la del vecino, y a las plantas altas. Desde el patio se podía controlar las plantas altas, ya que todas las estancias superiores daban a él. Las habitaciones estaban siempre en la zona superior, dejando la parte baja de la casa para el trasiego de la vida diaria. El centro de ese patio se reservaba para un espacio floral o ajardinado, quizás con algún árbol de frutos (naranjos, limoneros, palmeras con dátiles, etc.).
Las viviendas estaban decoradas artísticamente por dentro, por fuera eran simples y toscas, quizás salvando la entrada principal de ellas, pero normalmente eran simples, todas las estancias, poseían en su quicio, un arco, muchas veces tallado sobre yeso o piedra, con relieves. En el salón, bellamente decorado, con una cenefa también en relieve con escritura cúfica. Tanto los arcos decorados como las yeserías que hacían de ventanas, eran trabajadas en yeso.
Para acceder a las viviendas, era a través de una calle particular muchas veces, que solo te llevaba a una o dos viviendas por calle. Se trataba de pasillos estrechos que llegaban a la puerta, a veces tenían que bordear el edificio para acceder a la entrada principal. Sus pavimentos son de mortero de cal coloreado a la almagra lo mismo que los zócalos, aunque en muchas ocasiones son de tierra compactada, en donde aparecen a unos 60 cm de altura sencillos motivos geométricos en blanco o crema.
En Cieza, por ejemplo, teniendo en cuenta su orografía, las viviendas estaban escalonadas, y muchas de ellas quedaban en un nivel inferior a otras, por las que habría que pasar para poder alcanzar su entrada principal. Jamás se entraba a la viviendas por el tejado en ese momento, para justamente no tener que violar la intimidad de los habitantes. En el Tolmo de Minateda, sin embargo, las estancias no mantenían ese desnivel del suelo y su estructura era plana, igual que los edificios colindantes que en la medina se hallaban. En ésta última medina, se puede observar aun el pasillo o calle particular que conducía a las estancias y edificios, alrededor de la basílica principal.

 
Ya después del café matinal, pusimos rumbo a Albacete... a conocer por fin el Tolmo de Minateda. Un ambicioso proyecto que codirigía Sonia Gutiérrez, catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante, junto con Antonio Abad.
Según llegamos, don Antonio nos recibió, aunque con muy pocas ganas de querernos deleitar con sus comentarios. Nos “abandona “con Sonia Gutiérrez y con la profesora de Arqueología de la misma Universidad , Carolina Domenech, así que el grupo se reparte en dos para poder movernos mejor por la zona.
Según llegamos, podemos apreciar, (igual que nos pasó en la visita al Molón) las marcas de los carros de abastecimientos que subían y bajaban a la montaña, incrustados en la roca.
Foto propia
El Tolmo de Minateda es un cerro que domina el paso de la zona costera del sureste hacia el interior de la meseta. El trazado de esta ruta se articula, al menos desde época romana, a través de la vía Complutum-Carthago Nova, que en época medieval sería Carthago Spartaria-Toletum.
Foto propia
 
Un enclave amurallado, que pudimos apreciar con soltura y nitidez, las tres murallas que reflejaron tres asentamientos de pueblos distintos, como fueron los romanos, visigodos y musulmanes, aunque se han hallado restos correspondientes al Neolítico. Sus primeras murallas son construidas en la Edad del Bronce. Los muros romanos fueron construidos bajo el reinado de Augusto, (año 9 y 8 de nuestra era), años en los que fueron cónsules su hijastro Nerón Claudio Druso y Tito Quinctio Crispino. Aunque, existen varios monumentos funerarios del s. II-I antes de nuestra era.
Foto propia

Ya en el s. VII, la muralla se restaura y se incrementa con dos torres defensivas, obviamente, ya estamos en época visigoda. Ya en esta época, se puede datar la construcción de una basílica en la zona más llana del cerro, que data del s. VI. Con edificios adosados y alrededor de la misma.
Foto propia
 
También se documentó el baptisterio, que su ritual de bautismo, se ha interpretado como bautismo por inmersión. 
Foto propia
 
Alrededor del complejo han aparecido varias sepulturas de hombres, mujeres y niños en fosas excavadas en la roca cubiertas por losas de piedra. Son cementerios sanctos, es decir, cementerios cerca de las santas reliquias que guardaba la iglesia en su altar. Estos lugares de enterramiento eran privilegiados por definición y estaban reservados a las élites laicas y religiosas.
Foto propia
 
Tras la invasión musulmana, el complejo se convirtió en arrabal islámico, abandonándose definitivamente a finales del siglo IX.

domingo, 2 de diciembre de 2012



Visita al Castillo de Santa Bárbara (Alicante)


La posición de dominio que ejerce el Castillo de Santa Bárbara sobre la ciudad lo convierte en símbolo de Alicante desde sus orígenes. Esta situación privilegiada ha propiciado continuos asentamientos humanos a lo largo de su historia, encontrando en sus laderas restos arqueológicos de la Edad del Bronce, ibéricos y de la época romana.
Es a partir de su declaración como Monumento Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1961, cuando queda reconocido su verdadero valor, convirtiéndose al mismo tiempo, con su apertura, en lugar de interés turístico.
Desde 166 metros de altitud, una espectacular vista de Alicante y de su tranquilo mar azul, inunda de libertad a todo aquel que lo disfruta.”

Así presenta el ayuntamiento de la ciudad de Alicante en su folleto turístico del Castillo de Santa Bárbara, a su emblema capitalino, que tuve el enorme placer de ir a conocer un sábado despejado.

El castillo tiene varias entradas, dos de ellas es por medio de ascensor. Desde la avenida de la playa del Postiguet, existe una entrada bajo los edificios de la ciudad, que a través de un túnel cavado en la roca de 204,83 metros, y acondicionado para el tránsito de personas, simula a los túneles del metro de cualquier gran ciudad.
Pagando poco más de dos euros, subes desde la costa hasta 160 metros de altitud y te recibe el “rey del castillo”.
Foto propia


Un hermoso gato, acostumbrado, como todos los que “viven” en el castillo, a estar rodeado de personas siempre, y de gaviotas chillonas.

Según entras en él, tienes un patio enorme que te lleva a múltiples estancias y escaleras o rampas a niveles tanto inferiores, como superiores. Elegimos empezar por el tejado.
Según subíamos a la máxima altura del castillo, nos encontrábamos estancias en las cuales yo siempre me decantaba parar y observar. No todas estaban abiertas o accesibles a los visitantes, pero aun intenté saber qué escondían aquellas puertas. Algunas, eran calabozos, ya acondicionados para ser visitados, otras aun estaban en reparación o los habían tomado el servicio de mantenimiento para “sus cosas”. Hubieron pasillos muy llamativos que estaban cerrados con puertas de cristal, y que hubiese pagado para saber qué había al final de ellos, pero nada.. media vuelta y a seguir.
Foto propia

Se apreciaba perfectamente el trabajo de perforación de roca, las zonas con más contacto con el agua, las zonas ajardinadas, que se veía que pertenecían por defecto a la montaña natural.
Tuvo a bien las entidades gubernamentales en acondicionar tres espacios de cafetería y otros tres espacios de aseos en todo el recinto. Un aparcamiento para coches en su zona más baja, y dos entradas de ascensores, así como una mini tienda de souvenirs.

CONTEXTO HISTÓRICO

en la Antigüedad fueron los griegos quienes primero descubrieron la importancia que una altura semejante junto al mar, podía tener como punto de vigilancia militar. Desde entonces fue una “plaza de guerra” por ser un límite territorial de una de las vías de invasión por excelencia, el mar. (Para más información del castillo visitar: http://www.castillodesantabarbara.com/.)

Esta fortaleza recibió la denominación de castillo tras la conquista de esta plaza a los árabes el 4 de diciembre de 1248. festividad de Santa Bárbara, por parte del Infante Alfonso de Castilla, quien posteriormente se convertiría en el Rey Alfonso X (El Sabio).
En 1296, Jaume II, toma posesión de todo el recinto para la corona de Aragón y ordena su remodelación. Un siglo después, Pedro IV el Ceremonioso, manda rectificarlo y será el rey Carlos I, quien ordenada posteriormente su fortificación a comienzo del siglo XVI.

Foto propia

Durante el reinado de Felipe II, (1562-1580), se produce la gran reforma del castillo nombrándose como alcalde a Juan Coloma y Cardona, que promueve la conservación de las dependencias que en gran parte hoy podemos contemplar.
En 1691, la ciudad de Alicante sufre bombardeos que sumados a los destrozos provocados por la Guerra de Sucesión, afectan de forma determinante a la estructura del castillo. El deterioro continúa hasta el siglo XVIII en que se comienza a restaurar.
El 28 de enero de 1844, durante la revuelta del coronel Pantaleón Boné, el castillo de Santa Bárbara, fue ocupado por las fuerzas liberales contrarias a la política del general Espartero, Juan Martín, militar amigo de Boné, traicionando su confianza y entregando el castillo a las fuerzas de Espartero que aplastaron la revuelta fusilando a Boné y a todos sus partidarios en el malecón del puerto, levantándose en aquel mismo lugar el monumento a los Mártires de la Libertad.
Durante la guerra civil española, sirvió para encarcelar primero a partidarios del bando rebelde y posteriormente a prisioneros afines a la Segunda República. Tras el final de la guerra quedó en abandono durante más de dos décadas y fue en 1963 cuando se abrió al público.
Foto propia

ESTANCIAS

El recinto superior, también conocido como “La Torreta”, donde está la “Torre del Homenaje” así como los vestigios más antiguos de la fortaleza que datan de los siglos XI, XII y XIII. Aquí también podemos contemplar el denominado “Baluarte de los Ingleses” y las dependencias de “El Parque de Ingenieros”, “La Sala Noble y La casa del Gobernador”. Esta explanada, que en tiempos era la antigua alcazaba, es hoy conocida como “Macho del Castillo”. Complementan la visita a este recindo el Museo de les Fogueres de Sant Joan, en el que se puede apreciar los ninots indultados del fuego (Parque de los Ingenieros) y el Museo Medieval (Sala Noble).

El recinto intermedio corresponde a las dependencias más importantes finalizadas en la época de los Austrias (1580). Salón de Felipe II, antiguo Cuerpo de la Tropa frente al amplio Patio de Armas,a cuyas espaldas se hallan las ruinas de la Ermita de Santa Bárbara (construida en 1812).



Foto propia


Otra de las estancias que podemos visitar es el MUSA, el cual nos muestra unas piezas de museo interesantes, y algunas réplicas de piezas, que se encuentran en museos como el de Valencia o el de Alicante o Murcia. Me llamó mucho la atención de su original suelo de cristales decorados que se sustentan casi en el aire (una sensación muy agradable), y así quise mostrarlo.

Foto propia

El Cuerpo de Guardia y el Baluarte de la Reina. El recinto inferior, que corresponde ya al periodo de los Borbones. Aquí encontraremos el Revellín del Bon Repós, que hace actualmente las funciones de aparcamiento.y en el que se ubica el monumento al ilustre militar alicantino Félix Berenguer de Marquina, que fuera capitán general de Filipinas y virrey de Nuevo México. El gran escudo de mármol blanco (siglo XVIII) que hay sobre la puerta de acceso al segundo recinto, se hallaba en el Real Consulado del Mar, edificio destruido por una explosión. 


Foto propia

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